Los altos rendimientos en los cultivos son el resultado de múltiples factores que se inician con un buen diagnóstico de la fertilidad del suelo. Es importante utilizar un adecuado sistema de muestreo, un buen procedimiento de análisis, autorizado por la norma oficial mexicana, y un buen control de calidad analítica en el laboratorio. El análisis de suelo que ofrece un laboratorio confiable es una guía robusta para recomendar las dosis de fertilización, pues es la base para asegurar un exitoso programa de fertilización.
Los Hongos Micorrízicos Arbusculares (HMA) son simbiontes asociados con la mayoría de las plantas terrestres, los cuales tienen un rol importante en la agregación del suelo debido a que son muy abundantes e inocuos. La forma en la que crecen sus hifas favorece la formación o unión de los agregados del suelo, ya que la relativa persistencia de las hifas y sus productos, como lo es la glomalina, hacen a estos hongos importantes estabilizadores de los agregados a largo plazo.
Los Hongos Micorrízicos Arbusculares (HMA) son simbiontes asociados con la mayoría de las plantas terrestres, los cuales tienen un rol importante en la agregación del suelo debido a que son muy abundantes e inocuos. La forma en la que crecen sus hifas favorece la formación o unión de los agregados del suelo, ya que la relativa persistencia de las hifas y sus productos, como lo es la glomalina, hacen a estos hongos importantes estabilizadores de los agregados a largo plazo.
Los Hongos Micorrízicos Arbusculares (HMA) son simbiontes asociados con la mayoría de las plantas terrestres, los cuales tienen un rol importante en la agregación del suelo debido a que son muy abundantes e inocuos. La forma en la que crecen sus hifas favorece la formación o unión de los agregados del suelo, ya que la relativa persistencia de las hifas y sus productos, como lo es la glomalina, hacen a estos hongos importantes estabilizadores de los agregados a largo plazo.
La acidez del suelo tiene afectaciones en el comportamiento químico y biológico del suelo, pudiendo además afectar indirectamente algunas propiedades físicas. Lo anterior, se traduce en un pobre suministro de nutrientes y asimilados a las plantas que más tarde ocasionarán bajos rendimientos y una calidad inferior de las cosechas. La práctica del encalado se refiere a la aplicación de un material alcalinízante al suelo, cuyo objeto es reducir la acidez del mismo e incrementar la disponibilidad de nutrientes, en especial de calcio y magnesio.
La acidez del suelo tiene afectaciones en el comportamiento químico y biológico del suelo, pudiendo además afectar indirectamente algunas propiedades físicas. Lo anterior, se traduce en un pobre suministro de nutrientes y asimilados a las plantas que más tarde ocasionarán bajos rendimientos y una calidad inferior de las cosechas. La práctica del encalado se refiere a la aplicación de un material alcalinízante al suelo, cuyo objeto es reducir la acidez del mismo e incrementar la disponibilidad de nutrientes, en especial de calcio y magnesio.
Los análisis de solución del suelo nos ayudan a conocer la interacción entre la disolución de nutrimentos aplicada en suelo o sustrato, verificando pH, CE y elementos minerales de interés en general. La proporción o equilibrio químico adecuado en la solución del suelo puede influir en el crecimiento y desarrollo de los cultivos.
La acidez del suelo tiene su origen en diferentes procesos que promueven la reducción del pH del suelo. Para remediar los efectos de los suelos ácidos sobre el crecimiento de las plantas, existen diversos materiales que pueden utilizarse para el encalado de los suelos, pero todos difieren en su capacidad de neutralización. Los materiales más comunes son carbonatos, óxidos, hidróxidos y silicatos de calcio y magnesio.
El cloruro de sodio (NaCl) es a menudo un compuesto iónico que provoca efectos negativos en algunos cultivos como el pepino. En algunos estudios realizados en suelo, la sola adición de NaCl causó una fuerte reducción del rendimiento en comparación al producido con una mezcla de sales.
La solarización consiste en calentar el suelo en verano cubriéndolo con plástico transparente durante al menos 4 semanas, en el periodo de mayor radiación solar, logrando así, un incremente en la temperatura que destruya a los agentes patógenos. Con esta técnica se alcanzan temperaturas del orden de 45 – 55 °C en capas superficiales y de 40 – 45 °C a 25 cm de profundidad. Tiene buena eficacia sobre ciertos patógenos y posee, además, un efecto herbicida.